Abril 2014
En el primer capítulo de la Biblia Adán y Eva, los primeras humanos, vivían en absoluta armonía con su creador. Ya en el capítulo 3, vemos la rebelión y apostasía. Antes del suceso, los humanos tenían una buena vida sin problemas porque ningún pecado les separaba de Dios. Después vemos a los humanos con problemas y llenos de dolor. Por qué? Porque gracias al pecado ya no había relación entre ellos y Dios, había un foso entre ellos y para cruzar el foso se necesita un puente.
Quién es el puente? Jesucristo. Dios dejó el cielo y llegó a ser humano hace doscientos años. Él mismo, el creador nació de María, una judía. Él vivió como una persona durante 33 años, curó a personas, exorcizó demonios, predicó la verdad y fue subido a la cruz por nuestros pecados. Muchas personas se preguntan. Cómo Dios pudo dejar morir a su hijo? Por qué no le ayudó?
La respuesta es sencilla. Jesús nació para morir por ti. Ese era el objetivo de su vida en la tierra. Nadie pudo salvarlo la vida; Él podía haber llamado al ángel de Dios y le podía haber salvado. ¡Él no lo hizo! Si hubiera hecho eso, entonces, ni tu ni yo hubiéramos podido tener relación con Dios, ni el perdón de nuestros pecados, ni tampoco disfrutaríamos del paraíso después de la muerte. ¡Si Jesús no hubiera llevado nuestros pecados a la cruz! Por qué se llama Jesús, hijo de Dios, si él mismo es Dios? Porque él fue humano, porque nació como un bebe, era un niño y finalmente se convirtió en adulto. ¡Jesús murió por ti!
Gracias a Dios hay una buena noticia: Jesús resucitó a los tres días, por eso celebramos la Semana Santa. Él se apareció varias veces a muchas personas, habló y comió con el más joven, hasta que 40 días después volvió a los cielos para siempre. Por eso nosotros celebramos su subida a los cielos. Diez días después de la subida, Jesús envió al Espíritu Santo al más joven, por eso celebramos Pentecostés. El espíritu de Dios autorizó a los seguidores de Jesús a predicar el evangelio en Jerusalén y en todo el mundo. De ahí que las personas que crean en él antes de corromperse eternamente, se salvarán del infierno y podrán pasar la eternidad con él, como lo hicieron los primeros humanos antes del pecado original.
Quizás ahora te preguntes: Qué tengo que hacer para poder salvarme del juicio de Dios? En Hechos de los Apóstoles 2,38 podemos leer la respuesta: Arrepiéntate y cada uno de vosotros será bautizado en nombre de Cristo para el perdón de sus pecados, así recibiréis el regalo del Espíritu Santo. El joven Jesús y el apóstol Pedro predicaron y las personas preguntaban: Qué tenemos que hacer para ser salvados?
¡Primero: arrepiéntate! Qué es eso? La palabra arrepentimiento viene del griego Metanoia. Significa "yo me reoriento y cambio mi razonamiento". Hasta ahora has vivido como has querido porque tenías el razonamiento de todo el mundo. Tú has mentido, engañado, robado, cometido adulterio, etc. porque las gentes del mundo lo hacen. Ahora te das cuenta de que eres un pecador, que necesita liberarte y decides dar la vuelta. Empiezas a vivir así, como dice la Biblia, como Dios quiere. Eso significa que decides amar a todas las personas da igual quienes sean, tú decides perdonar a todos los que te han herido, decides esperar al hombre/mujer que Dios ha preparado para ti y no te vas a la cama con todos/as, etc. Cuando no puedas hacer algo, entonces pídeselo a Dios y Él te dará las fuerzas. Cómo viven las personas? Viven tal como piensan. Si cambias tus pensamientos, eso significa que eres una persona nueva. Tú pídele perdón a Dios por todos tus pecados. Por todos los pecados sexuales, pecados ocultistas (visitas a adivinos, etc.), idolatrías, equivocaciones y recibirás el perdón de Dios. Eso significa paz y alegría. Quieres no tener ningún problema más? Naturalmente, pero tienes un gran apoyo junto a ti y él te curará.
Después de arrepentirte de tus pecados y de recibir el perdón de Dios, déjate bautizar con agua. Jesús nunca bautizó a los niños, los bendecía Por qué? Porque los niños pequeños no saben lo que es la fe. Cuando el cura me bautizó, yo no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, cuando era un bebe no podía creer en Dios. Pero como mujer madura quise andar mi vida de la mano de Dios y me deje bautizar, entonces fue una decisión mía. Jesús dijo al más joven: Ve y predica el evangelio a todas las personas. Quién crea en ello, será bautizado, será bienaventurado; Quién no crea, será condenado. ¡Así es! El bautizo es un acto simbólico. Yo dejo en el agua mi antigua, sucia y rebelde naturaleza; muero y vuelvo como una nueva creación. Ésto tiene que ver con la muerte, la tumba y la resurrección de Jesús.
Cuando te has convertido en una persona nueva, gracias al perdón de tus pecados, entonces el espíritu santo vive en ti. Nadie que no crea que Jesús sea su salvador tiene al espíritu santo junto a él. A veces las personas dicen: ¡Dios está en cada uno! No, eso es una mentira. Dios sólo vive en las personas que le han tomado a través de Jesucristo. El Espíritu Santo vive en ti, pero Jesús también quiere venir con su espíritu para apoderarse de ti, darte fuerza, para que tengas una vida pura y seas un testigo de Jesús. Antes que Jesús subiera a los cielos, le dijo al más joven: Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá a vosotros y seréis mis testigos... Cómo aconteció el bautizo con el Espíritu Santo? Pide a Dios que te bautice y acoge su creencia. Cuando conozcas al joven Jesús puedes pedirle que ore por ti.
Ahora tienes todo lo que necesitas: el perdón de los pecados, una nueva vida, lo antiguo es pasado, tienes la fuerza del Espíritu Santo para vivir como Dios quiere. Satanás luchará, se manifestará rápido, pero tú tienes un Dios fuerte en ti, dentro de ti, junto a ti, te curará y verás a Dios cara a cara. Amén.